Em fot que s’hagi mort Fernando Fernán Gómez. Em fot perquè m’hauré de conformar amb el que ja li conec, perquè ja no li podré tenir enveja pel que no confesso, perquè la seva mort –sempre la mateixa història amb la gent que estimem i ens ha acompanyat- és una mica de la nostra mort. Menteixo en una causal: encara em queden molts coses per conèixer-li, com la major part de la seva literatura: contes, novel·les, poesia... Aquí s’ha llegit poc Fernán Gómez.
Avui m’he llegit fragments d’alguns dels seus articles i, sense fixar-m’hi gaire, us en deixo dos. En el primer, molt antic, d’abans de néixer jo i tots vosaltres, veig encara el mateix Fernán Gómez del final, malgrat el que es deia del personatge dels darrers temps. Del segon, més proper, em quedo la complicitat que lliga amb el final del meu post d’ahir. Cal llegir a poc a poc el fragment: és terrible, és demolidor.
¿He perdido o he ganado? No sé. A veces me elogia concisamente una persona con aire de inteligencia y me siento halagado. Otras, en una carta, alguien me da a entender que ha comprendido mi trabajo, que piensa de él lo que yo pensé que haría pensar, y me siento lleno de simpatía. Otras, un crítico estima o sobreestima mi trabajo y me hace pensar que de verdad soy importante... A veces ingreso dinero en mi cuenta corriente...
“Mi popularidad”, Cinema, 1947.
... Lo mismo me sucede –Y pienso que, como a mí, a otros muchos ciudadanos- con el Gobierno, con los Gobiernos. No nos entendemos por falta de un lenguaje común. Las cifras de los gobiernos nop caben en las cabezas de los gobernados; hay palabras, conceptos, códigos secretos para uso exclusivo e gobernantes que nunca llegarán al oído ni a la lengua del hombre de la calle; hay deseos, como el de la felicidad del individuo, para loes que los gobernantes no están programados. Quizá no les falte a los Gobiernos voluntad de servicio ni a los ciudadanos ganas de agradar; pero mientras no haya lenguaje común, el recelo será inevitable. En algunas ocasiones, los ciudadanos arrojarán huevos a los gobernantes, y en otras, los gobernantes tirarán tiros a los gobernados.
"Por un lenguaje común". El País, 1987.
Sense demanar-li permís, afegeixo una imatge que avui mateix ha dibuixat l’Eulàlia Petit, vella amiga de Barcelonetes, en el seu homenatge sense paraules.

Avui m’he llegit fragments d’alguns dels seus articles i, sense fixar-m’hi gaire, us en deixo dos. En el primer, molt antic, d’abans de néixer jo i tots vosaltres, veig encara el mateix Fernán Gómez del final, malgrat el que es deia del personatge dels darrers temps. Del segon, més proper, em quedo la complicitat que lliga amb el final del meu post d’ahir. Cal llegir a poc a poc el fragment: és terrible, és demolidor.
¿He perdido o he ganado? No sé. A veces me elogia concisamente una persona con aire de inteligencia y me siento halagado. Otras, en una carta, alguien me da a entender que ha comprendido mi trabajo, que piensa de él lo que yo pensé que haría pensar, y me siento lleno de simpatía. Otras, un crítico estima o sobreestima mi trabajo y me hace pensar que de verdad soy importante... A veces ingreso dinero en mi cuenta corriente...
“Mi popularidad”, Cinema, 1947.
... Lo mismo me sucede –Y pienso que, como a mí, a otros muchos ciudadanos- con el Gobierno, con los Gobiernos. No nos entendemos por falta de un lenguaje común. Las cifras de los gobiernos nop caben en las cabezas de los gobernados; hay palabras, conceptos, códigos secretos para uso exclusivo e gobernantes que nunca llegarán al oído ni a la lengua del hombre de la calle; hay deseos, como el de la felicidad del individuo, para loes que los gobernantes no están programados. Quizá no les falte a los Gobiernos voluntad de servicio ni a los ciudadanos ganas de agradar; pero mientras no haya lenguaje común, el recelo será inevitable. En algunas ocasiones, los ciudadanos arrojarán huevos a los gobernantes, y en otras, los gobernantes tirarán tiros a los gobernados.
"Por un lenguaje común". El País, 1987.
Sense demanar-li permís, afegeixo una imatge que avui mateix ha dibuixat l’Eulàlia Petit, vella amiga de Barcelonetes, en el seu homenatge sense paraules.
