...Heredero de esta humilde alcurnia, me gustaba sentirme como un beduino, que muy bien podía recorrer y crecer por cualquiera de estos dos escalofriantes paisajes y que nunca sintió la ilusión de verse sentado en un escaño del hemiciclo madrileño y menos llegar a ser un culiparlante, como se conocía en las Cortes republicanas a los que nunca hablaban y que ahora deberían ser reconocidos como botonparlantes, porque su mérito es no equivocarse de botoncito a la hora de apretarlo y saber decir sí cuando hay que decir sí, decir no cuando hay que decir no, y abstenerse cuando hay que hacerlo. Ocho años después ha habido algunos diputados que no han llegado al conocimiento de este intríngulis, entre ellos, servidor.
[...]
Con todos estos nuevos conocimientos el Beduino atravesó la puerta de entrada en «Palacio» —así llaman al edificio rimbombante— y con un «¡jodo qué lujo!» se internó hacia las entrañas de aquello que le habían dicho era el Congreso.
Y lo era. Pero el humilde diputado no encontraba un lugar donde dejar su gabardina mojada por la lluvia, a pesar de dirigirse varias veces, de manera tímida, es cierto, a algunos ujieres entorchados como almirantes de la armada británica, que es la seria. Sin embargo, y quizá por el azoramiento de la mañana —reyes, presidentes, futuros ministros, diputados catalanes y vascos, andaluces, extremeños y Bono—, ninguno de aquellos ujieres supo indicar al Beduino un lugar para dejar la prenda mojada y con ella puesta se sentó, bajo las miradas divertidas y burlonas de los expertos en bancadas; algunos de ellos han llegado a aguantar más de veinticinco años. Y cuando digo aguantar, sé lo que digo: nuestro ciudadano, cortesano ya, se sentó en uno de los sillones y sucesivamente lo fueron desalojando y haciéndole subir hasta los últimos escaños. Dejaba los asientos mojados, y los diputados, que notaban la humedad en el culo, miraban hacia arriba y maldecían el día en que un número de votantes zaragozanos habían decidido enviar a esta turba monegrina a un lugar de reposo y silencio, por entonces, como era el Congreso.
[...]
El Beduino consiguió, al fin, un asiento y, tirando la gabardina al suelo, intentó saludar sonriente a los que le rodeaban: eran caras un tanto hoscas que parecían estar más ocupadas en otros menesteres que en dar los buenos días a los que acababan de llegar.
—De qué eres?—le preguntó un ciudadano absolutamente lujoso y repulido.
—De la Chunta.
—¿Gallego?
—No, aragonés.
—Es que con ese nombre...
Puede que tuviese un poco de razón, pero no era cuestión de reconocérselo, ni tampoco estaba el ambiente como para explicarle las razones.
—¿Y tú?
—Partido Popular: mayoría absoluta.
Un largo escalofrío de tristeza recorrió los húmedos huesos del Beduino, que miró hacia la tribuna de invitados donde su álter ego, el Labordeta, le saludaba y animaba.
Aislado y un poco más triste, el Beduino volvió la mirada hacia atrás, a los días en que, presuntuoso, recorría el territorio aragonés para ganar este escaño un tanto escoñado en aquel día de apertura, porque, como acudían los Reyes a inaugurar la legislatura —séptima—, estábamos como piojos en costuras: a mi izquierda el bien vestido; a mi derecha una señorita muy enseñoreada; delante dos catalanes, un vasco y, detrás, un par de paisanos que me saludaron con el mismo nerviosismo y emoción que guardaba dentro de mí. Al fin y al cabo, como me dijo uno de ellos, somos señorías. No sé muy bien por qué, pero finalmente me estrujé contra mis vecinos intentando encontrar un lugar más cómodo para mi culo urbano...
José Antonio Labordeta: Memorias de un beduino.
I jo que em pregunto: hi deu haver algun beduí (el de la Chunta?) aquesta legislatura? És poc probable, perquè els beduïns, sobretot de la subespècie dels congressistes, es troben en perill s'extinció, si és que en queda algun.
CINC COSES IMPORTANTS EN LA GUERRA DE TRINXERES
Fa 10 minuts
4 comentaris:
"como almirantes de la armada británica, que es la seria", qui es pot resistir a un text que conté expressions com aquesta? La veritat és que m'agradava pensar que hi era, com un far de coherència en aquest mar obscur i procel·lós. Ara, que no hi és, el trobo a faltar.
collons... i ningú d'aquells "expertos en bancadas" podia dir-li on dixar la gavardina mullada? riure-se'n d'ell o maleir-lo, sí, en canvi. quina merda...
som terribles.
quin escrit més bonic, pere. catxislabordeta...
Voldria creure que no es troben en perill d'extinció. Potser sí una mica ensopits, com en estat d'hibernació.
Jo també el trobo irresistible, Clidice. I a més, una veu independent, pròpia; una persona amb qui no importava que a vegades no estiguessis d'acord perquè et semblava clara i honrada.
Jo també ho anava pensant mentre el llegia, Iruna. Potser si hagués dit amb aire autoritari que li agefessin...
Som terribles. sí.
I aquestes poques paraules que no en necessiten més:
"Partido Popular. mayoría absoluta"
Labordeta és una mort sentida.
Els Labordeta, ninona, crec que ja s'han extingit. No dubto que hi ha altres animals que cal considerar i que poden tenir veus i conductes com cal.
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