Potser a l'apunt d'ahir hagués d'haver
esmentat l'aire enlloc de la terra, però els elements a vegades són
intercanviables. Avui m'havia proposat compartir alguns fragments amb
personatges: Barral, Bousoño, Juan Goytisolo, Ferrater, Jaime
Salinas, Luís Marquesán, Jorge Guillén, María Zambrano, Manolo
Sacristán..., però, com fer la tria? Decidit: emmarcaré Gil de
Biedma en la seua família i seguiré una estona només un
personatge; per acabar, deixaré fluir el darrer dia del diari. Tot
fragmentari, tot injustament parcial. Si algú s'interessa per
completar el conjunt, ja ho sap.
Esta expedición de
españoles refugiados en la Unión Soviética que ahora
voluntariamente regresan a España, al cabo de diecisiete años,
suscita en mi família unas reacciones que mi prima Malu ha resumido
con toda dureza y con todo candor: Chico, no sé para qué les
dejamos venir, ya podían quedarse allí para siempre... Lo que más
me ha sorprendido es que mi madre piense exactamente lo mismo. Los de
El Ardido se han marchado, y yo me he enzarzado en una discusión
absurda con mis padres y con mis hermanas. Que al cabo de tanto
tiempo esos españoles -muchos de los cuales salieron de niños-
quieran volver a España, en vez de conmoverles, les despierta
horrorosas desconfianzas.
[...]Gabriel vende su biblioteca. Dice que está harto de literatura y que quiere hacer dinero. La decisión debe ser simbólica, supongo: vender sus libros no le va a sacar de mucho apuro. Comprendo que su situación nada tiene de brillante, y que emplee una porción considerable de su tiempo y su energía verbal en distraerse de ella. Treinta y cuatro años, inteligentísimo, poco dinero, pocas posibilidades establecidas de progreso. Conoce los entresijos de la vida práctica con una extrema lucidez, y al mismo tiempo es radicalmente inapto para la vida práctica. Una de esas personas- yo me tengo por otra- que con los mismos defectos pero con menos cualidades, hubiera funcionado mucho mejor.
[...]
Querido Gabriel,
estar en el campo y ponerme a escribir una carta larga, a ser posible ingeniosa, me hace siempre sentirme un poco personaje de Les Liaisions Dangereuses, sobre todo si va dirigida a ti, porque sé que vas a leerla en la misma disposición, más o menos, en que yo la escribo. Los dos estamos entregados a lo que los notarios franceses llamaban la vie de chateau, que consiste en bouder y en escribir y esperar cartas. Aunque hay que reconocer, comparándola con el apetito rabelesiano de aquella época, cuando Jovellanos emprendía para sus amigos de la Chancelleria la traducción del Essai sur le Commerce o del Ami des hommes, con la misma ausencia de pereza con que hoy se adjunta un recorte de periódico, que nuestra capacidad epistolar es modesta...
[...]
Mañana en el Tibidabo con Gabriel Ferrater, que parece haberse suscrito a mis paseos dominicales. Como siempre, su conversación mes despierta y me divierte pero luego me deja una cierta resaca. No sé si es mala conciencia, porque me digo que debiera aprovechar los domingos para estar solo, o si es un efecto de la excesividad con que Gabriel piensa, se produce, habla y embarca a todo el mundo. Quand partons nous vers le bonheur? Un rato a su lado no tiene que ver nada con lo que a uno le ha sucedido antes o le sucederá después.
[...]
Sólo unas líneas, para que no se me vaya el primer día del año sin haber escrito algo. Almuerzo en casa de mis tíos Sepúlveda. Largo paseo luego por la Diagonal, hasta más allá de los cuarteles. Soledad. Paso mentalmente revista a los amigos disponibles y no encuentro ninguno que apetezca ver. Reposo en casa y lectura, que me cambian el ánimo. Al fin, salgo con Luís Marquesán y acabo por interesarme en la conversación.
Yo pediría que 1957 sea tan bueno como su predecesor, que me entristece despedir. Temo a los años impares: suelen ser estériles.
Jaime Gil de Biedma: Diario del artista seriamente enfermo. Lumen, 1974
2 comentaris:
M'agrada molt, aquests darrers matins, fer el café amb tota aquesta gent.
Hi ha un perill per mi, i és que em despertes moltes curiositats.Em passaria els matins anat d'un lloc a l'altre, navegant per les seves vides i les seves lletres. Però jo no faig vacances...
Gràcies.
M'agrada tenir-te de còmplice, A., mentre més tard que tu em menjo la meua poma.
El perill no és tal, recorda que queden aquí i que els pots agafar en el moment que puguis viatjar amb ells.
Gràcies a tu, repeteixo, per esmorzar amb mi.
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