anatomia de Pla

A vegades crec que m’hauria agradat semblar-me al Josep Pla d’aquesta època –tan ben captat-, però cadascú és qui és i, a més, i això és definitiu, jo vaig néixer, en termes de geografia casolana, molt lluny de Palafrugell:

José Pla, de la Universidad saltó a la peña y ya traía una mueca de adolescente amargado. Le gustava, a los veinte años, hacerse el pobre, ir desaliñado y decirse artrítico. A momentos parecía taciturno, y a momentos reía como un niño. Leía todo, discutía todo y escribía mucho, y al escribir sufría porque entonces era lento. No se entregaba a una amistad duradera ni a una doctrina permanente, pero asimilava siempre las ideas, que luego aprovechaba, pues al pasar por su espíritu ya eran suyas..
[...]
Un día de crisis –esto, mucho más tarde- los periodistas esperaban a Lerroux, investido con la Presidencia del Consejo, y mientras ellos lo rodeaban, felicitándole, Pla, subido en un banco, le gritaba:
-¡Muy bien, don Alejandro, muy bien! Pero, y yo, ¿qué?
Estas encogeduras de hombros y esta visión irónica ante la vida, de José Pla, tal vez procedían de ese especial carácter de mucha parte de su pueblo, Palafrugell, donde las abundancias, alimentadas por la industria taponera, empujando a la vida fácil, daban un escepticismo epicúreo, menospreciador de las exaltaciones y de los atornillados encasillamientos.
[...]
Siguiendo el consejo de Gide, no permanecía largo tiempo en un lugar que había adquirido su parecido o en el que había llegado a semejarse. Extraídos sus zumos, dejaba las pensiones, los amigos efímeros, los paisajes y seguía su vida de trotamundos.


Luís Cabañas Guevara: Cuarenta años de Barcelona. Ediciones Memphis, 1944.