Llegeixo a la secció Cartas de los lectores de “la Vanguardia” un article que m’ha semblat força interessant de copiar aquí perquè no se m’acudia res original al·lusiu a les celebracions d’aquests dies. Com que no puc aconseguir l’enllaç amb la carta del diari, la copio de l’espai de la FACAO (Federació d’Associacións Culturáls del Baix Aragó –no us queixareu per manca d’accénts-), on fou publicada el dia 24. No cal que afegeixi cap comentari. Bé, potser únicament que al meu poble de naixement parlen calero, una llengua amb una fonètica tan característica que qualsevol lingüista aficionat d’arreu del món és capaç de localitzar qualsevol dels seus parlants a la primera frase. Ah, i també, amant de les llengües com sóc, m’hagués agradat veure la llengua escrita en xapurriau. Au!
LAS LENGUAS COMO ARMA POLÍTICA
Como es sabido, poco después de que ERC saliese a la palestra política, Carod Rovira pregonó, sin reparos, un ambicioso proyecto que consistía en lo siguiente: Contabilizar como catalán las lenguas diversas que se hablan en el antiguo reino de Valencia, en Baleares y en la parte oriental de Aragón. Una vez logrado esto y “disponer” de diez millones de catalanoparlantes, reivindicar el “derecho” a disponer de una “eurorregión” en la Unión Europea y anexionar a Cataluña las regiones indicadas, amén del Rosellón francés.
Este ambicioso -y a todas luces anticonstitucional plan- parece estar actualmente en “hibernación”, pero no el maquiavélico objetivo de transformar en catalán las lenguas que se hablan, desde hace cientos de años, en la parte oriental de Aragón, mediante su fagocitación y transformación. Para este espurio objetivo, la Generalitat de Catalunya está dedicando cuantiosos recursos que se invierten en libros infantiles que regalan a los niños de nuestra zona oriental -con ocasión de lo que denominan correllenguas-; la creación de Casals Jaume I (centros de proselitismo del catalán) y otros actos y jornadas con el mismo objetivo. En las zonas orientales de las provincias de Teruel, Zaragoza y Huesca -en unos cincuenta municipios, más o menos próximos a las lindes de Castellón y Tarragona- se hablan unas lenguas, parecidas al valenciano y menos parecidas al catalán, que han sido denominadas durante siglos como “chapurriau”, pero que no son catalán. Esta denominación popular constituye precisamente un hecho diferencial, o diferenciador, que los aragoneses de estas zonas utilizamos para reafirmar que no hablamos catalán, e incluso tiene un cierto tinte de orgullo personal.
En una encuesta realizada por la Universidad de Zaragoza en 1995 en las zonas bilingües de Aragón, un 90% de los encuestados se manifestaron en el sentido de que no hablaban catalán sino “chapurriau”, es decir, una lengua autóctona y ancestral aprendida de nuestros padres y abuelos, que quizás no sea muy académica y tenga escasa literatura publicada, pero es nuestra entrañable lengua materna.
Raúl Vallés LabandaPresidente de FACAO*
(*) Federación de Asociaciones Culturales de Aragón Oriental.
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